diciembre 05, 2011

La última cena

Había hecho un aparte antes de comenzar la cena de Pascua, dada su naturaleza celestial conocía la trascendencia del convite o mejor dicho, de las consecuencias que se derivarían del mismo. Él no era una persona más, Él era el Hijo de Dios..bueno no era exactamente hijo sino más bien parte de un Todo Celestial. Era la voluntad de Dios hecha hombre y enviada a la tierra para el perdón de los pecados de los hombres. Se conocía de carrerilla esos títulos que había escuchado infinidad de veces y ahora , por fin, estaba cerca de poder celebrar una reunión con sus discípulos y sentar las bases de la misión que sus seguidores podrán empezar a realizar una vez que Él se hubiera ido, misión que esperaba cambiase al mundo e hiciese reflexionar a los hombres. Junto al Padre habían elegido la festividad de la Pascua judía por ser uno de los días más sagrados y que más gente acudía a Jerusalén, esto daría mucha más repercusión a su muerte. Había elegido también el lugar, un cenáculo discreto y limpio, cerca del huerto de los olivos donde habían estado orando en otras ocasiones. Un bonito paraje donde pasar sus últimas horas en la Tierra, se dijo. Poseía dones inimaginables, había sido capaz de curar enfermos e incluso de resucitar algún difunto, había hecho aparecer comida y bebida para una multitud en el desierto y poseía el don de la oratoria con el que congregaba a cientos de personas para escucharle. Verdaderamente todo estaba saliendo como lo habían planeado con el Padre. Poseía el don de conocer el interior de las personas mirándolas a los ojos e incluso su futuro inmediato. Así pudo ver como podría llevar a cabo la cena y explicarles a sus seguidores más cercanos que debían repartirse por el mundo y anunciar la buena nueva. Que Él había venido a morir por los pecados de los hombres y así hacer que el Padre los perdonase y pudieran vivir en paz para toda la eternidad. Entró a la sala donde se había dispuesto la mesa y pudo ver a Santiago y Juan enfrente de Pedro y Andrés en cordial intercambio de pareceres sobre sus tiempos de pescadores, recordando las buenas tardes de pesca en el mar de Galilea; pudo ver claramente al acercarse al primero de ellos los hechos que después tendrían lugar y supo que podría anunciar durante el transcurso de la cena que uno de los presentes lo negaría hasta en tres ocasiones para salvar su vida. También vio a Felipe y a Tomás escuchando a Judas Tadeo y se acercó a la mesa para que todos se aproximasen y pudiera dar comienzo la cena de Pascua. Un dolor hiriente le recorrió el pecho cuando sus ojos se cruzaron con los de Judas Iscariote, uno de sus favoritos, y vio la infamia que había planeado. Sabía que sería uno de ellos, pero nunca hubiera sospechado que se trataba de él. Bajó la vista, procurando aparentar sosiego y se aprestó a comenzar con la ceremonia de agradecimiento al Señor por los alimentos. Al finalizar la cena estaba realmente contento, todo había salido como había previsto y sus enseñanzas habían sido reveladas. Él moriría al día siguiente pero comenzaría una edad de oro para el hombre en la tierra. Lo de menos sería su padecimiento, al contrario, haría que su sacrificio tuviese más reconocimiento y valoración. Bajó a orar al huerto de Getsemaní acompañado de Juan, Santiago el Mayor y de Pedro, intuyendo que allí tendría lugar su apresamiento. No transcurrió demasiado tiempo, que ocupó en rezos y buenos deseos, cuando escuchó a lo lejos acercarse a la tropa romana dirigida por las indicaciones de Judas. Ya estaba hecho. Los soldados se apresuraron a agarrarlo como temiendo una huida y uno de ellos lo reconoció, con lo que le ataron las manos y el jefe de la expedición se le acercó y le dijo:”así que tú eres el Hijo de Dios, de poco te ha servido” con un tono entre pregunta y sorpresa. Acaso se esperaba algún hecho portentoso o una resistencia demoníaca, pobre infeliz. Le miró a los ojos y le contestó : “Yo, soy el Hijo de Dios que ha venido a libraros del pecado” , en el momento que pronunció esas palabras alcanzó a ver en la mirada del soldado lo que acontecería a continuación, no ya en las próximas horas sino en los próximos siglos. Alcanzó a distinguir cómo se constituirían las primeras comunidades de seguidores y como muy despacio irían ganando adeptos, pero también escalando en la pirámide de poder y corrupción. Este mismo proceso iría descomponiendo el origen de su mensaje y acabaría por corromperlo en pocos años. Pudo ver el asalto al poder del Imperio Romano de sus mal llamados seguidores, de la implantación de una élite religiosa que manejaría en la sombra los hilos del poder y llevaría al pueblo a más sufrimiento invocando esta vez su nombre y su mensaje, pero quitándole todo su significado y usándolo como herramienta del poder establecido. Vio esta situación alargándose durante siglos y más siglos…y empezó a sospechar que el papel que le había tocado representar y el supuesto protagonismo que El Padre le había anunciado , no era tal. Ahora El Padre no tendría sombra en el cielo y él sería adorado como un crucificado en la tierra, su imagen sería usada para someter y castigar a cientos de millones de personas cuyo único delito sería desconocerlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y supo que su sacrificio era vano, lloraba ..pero no por Él sino por los hombres.

OnofreBouvila2

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